De los aviones de papel al Mundial de Robótica en Japón:
La historia de Juan David Barrera Guzmán, el niño barranquillero que sueña con volar más alto
Por: Yelitsa Espinosa - Promoción 111
A los ocho años, Juan David Barrera Guzmán, estudiante de tercer grado del Colegio Biffi La Salle de Barranquilla, ya habla de sensores, algoritmos y programación con la naturalidad con la que otros niños hablan de fútbol o videojuegos. Pero su historia no comenzó frente a un robot, sino con un simple avión de papel.
El vuelo que lo cambió todo
Tenía seis años cuando sus profesores notaron algo distinto en él. Mientras los demás niños lanzaban sus aviones al azar, los de Juan David volaban con una precisión sorprendente. “Tenía una forma especial de doblar las hojas, medía los ángulos, ajustaba las puntas... se notaba que había algo diferente”, recuerda uno de sus maestros.
El Hermano Rodolfo, directivo del colegio, fue quien dio la voz de alerta: “Este niño tiene algo especial”. Poco después, el pequeño fue invitado a integrarse al grupo de programación y robótica educativa de la institución. En ese nuevo espacio, su curiosidad encontró un rumbo.
Los primeros pasos en la robótica
Su debut fue contundente. Con solo siete años, ganó el BeeBot Challenge Regional (Categoría A), una competencia en la que los niños programan pequeños robots para cumplir misiones. A partir de allí, su nombre empezó a sonar en los círculos de robótica infantil.

Juan David en su viaje a México. Foto: archivo familiar.
Gracias a ese triunfo, Juan David fue convocado para integrar la selección Colombia de robótica en la primera infancia, con la que viajó a Cancún (México) y obtuvo el tercer lugar internacional.
Un año después, en 2024, participó en la Semana de la Innovación y la Robótica en Medellín, donde alcanzó el cuarto puesto en el Reto Exploradores. En 2025, volvió a destacar: se coronó campeón regional del BeeBot Challenge (Categoría B), clasificó a la final nacional en Neiva y se convirtió en subcampeón de Colombia.
Pero su gran salto llegaría en septiembre, durante el torneo internacional de robótica educativa RoboKids TIRR, realizado en la Universidad Militar Nueva Granada (Cajicá).
Allí compitió con más de 300 niños de distintos países y consiguió:
- Segundo lugar en la categoría Rugged, junto a su compañero Emilio Sarmiento.
- Tercer lugar en BeeBot, Categoría B.
- Tercer lugar en A-Maze-Ing, la prueba que le abrió las puertas al Mundial de Robótica en Japón.
Rumbo al Mundial
Por esos resultados, Colombia tendrá tres representantes en el RoboRAVE Internacional 2026, uno de 13 años, una niña de 11 y Juan David, el más pequeño del equipo. Competirán en Japón con delegaciones de más de 20 países.
En su casa, la robótica se ha vuelto parte de la rutina. Su padre, Jorge Barrera, cuenta que las noches suelen terminar entre cables, tableros y robots:
“Le invento retos, trazamos circuitos, medimos tiempos. Él aprende solo con mirar; tiene una capacidad de concentración impresionante”.
Su madre, mientras tanto, se encarga de que no descuide el colegio ni sus juegos. “Todo es un equilibrio”, dice. “Él disfruta lo que hace, pero sigue siendo un niño. Le gusta jugar fútbol, armar Legos y ver caricaturas”.
Para su familia, este viaje va más allá de los trofeos. Es una oportunidad para mostrar el talento del Caribe colombiano en la ciencia y la tecnología.
“Este sueño también representa a Barranquilla y al país entero. Juan David tiene todo para llegar lejos; solo falta el impulso para despegar”, agrega su padre.

Juan David con sus padres y el profesor Yesid Solano.
El niño que quiere volar más alto
Mientras espera su viaje a Japón, Juan David ya se prepara: estudia palabras en japonés, revisa videos de competencias anteriores y programa sus robots con precisión milimétrica.
“Quiero quedar campeón mundial y llevar la bandera de Colombia al podio”, dice con timidez, pero con la seguridad de quien ya se imagina entre los mejores.
En su habitación, las medallas y diplomas empiezan a cubrir la pared. Cada uno cuenta una parte de su historia: la de un niño que comenzó lanzando aviones de papel y hoy construye máquinas que desafían la lógica.
Una inspiración para la educación
Para los docentes del Colegio Biffi La Salle, el caso de Juan David demuestra el poder de la educación basada en la curiosidad. “Cuando los niños tienen un entorno que los reta y los apoya, los resultados son sorprendentes”, explica el Hermano Rodolfo.
En un contexto donde el Caribe suele destacarse por el arte o el deporte, la historia de Juan David abre un nuevo horizonte: el de la innovación y la ciencia desde la infancia. La suya no es solo la historia de un niño prodigio, sino la prueba de que, con pasión, disciplina y acompañamiento, los sueños pueden despegar desde cualquier aula.
En tiempos en que la tecnología redefine el futuro, Juan David Barrera Guzmán nos recuerda que no hay edad para soñar en grande. Y que, quizás, muy pronto, un niño barranquillero levante la bandera de Colombia en el podio del Campeonato Mundial de Robótica.


